4.9 Resolución
El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza. -Eduardo Galeano
En 1974, se establece el escenario para la aparición del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), promovido por las naciones en desarrollo como un medio para desmantelar el colonialismo económico y la dependencia, imaginando una economía global más equitativa e interdependiente. Sin embargo, a medida que avanzaban los años 1980, América Latina se encontraba lidiando con una dura realidad. La región, ya luchando bajo una tensión económica, recibió un golpe fresco con el inicio de deudas crecientes. En respuesta, los gobiernos se vieron obligados a adoptar Programas de Ajuste Estructural (PAE) según lo dictado por instituciones financieras internacionales. Estos programas impusieron medidas draconianas, exigiendo recortes significativos en el gasto gubernamental. Las consecuencias fueron profundas y severas, ya que los servicios sociales esenciales sufrieron el peso de las medidas de austeridad. En ciertos escenarios, como el de Ecuador en 2017, llegamos a presenciar una situación en la que los pilares fundamentales del poder estatal se vieron amenazados. Esto se reflejó en reducciones presupuestarias que alcanzaron ámbitos usualmente considerados intocables, como el sistema penitenciario y los sistemas judiciales.
Durante esta época (específicamente los años 70 y 80), numerosos gobiernos latinoamericanos, originalmente encargados de garantizar el bienestar de su población, se encuentran paradójicamente involucrados en la práctica clandestina de desapariciones forzadas. Esta tendencia perturbadora surge como un medio para mantener condiciones propicias para la extracción de recursos y la acumulación de riqueza entre la élite. Sin embargo, las repercusiones son severas. La inestabilidad civil y económica florece, allanando el camino para un paisaje tumultuoso caracterizado por genocidios, guerras civiles, golpes de Estado e insurgencias en varias partes de la región. En consecuencia, el tejido del estado se debilita significativamente, ofreciendo un terreno fértil para el surgimiento de facciones dispares que luchan por el control y el poder en medio del caos.
A medida que esta erosión de la capacidad estatal se profundiza, el vacío dejado atrás se convierte en un terreno fértil para el surgimiento de estructuras de poder alternativas. El crimen organizado llena rápidamente el vacío, luchando por dominar el lucrativo mercado de la violencia. La interacción perturbadora entre el Estado y entidades criminales/paramilitares, conocida como “violencia organizada” según la autora Dawn Marie Paley, será el tema principal del primer texto en la próxima sección de esta unidad. Exploraremos las maneras en que este ciclo alarmante de extracción, resistencia y desaparición, evidenciado a lo largo de los textos anteriores, podría romperse a través de la concientización y una mayor transparencia sobre estas conexiones perniciosas. Se buscará poner fin a la deshumanización y cosificación que perpetúan este fenómeno.