1.7.2 Balún Canán (selección)

En la década de los 30 el movimiento agrario tuvo gran impacto en la vida de los mexicanos, como por ejemplo los reclamos de redistribución de la tierra llevados adelante por los levantamientos de agricultores indígenas explotados por las clases altas, criollas y terratenientes. En este contexto, Balún Canán narra la historia de una familia de hacendados en Balún Canán (en Maya) o Comitán, Chiapas.

La novela tiene tres partes. La primera es narrada por la hija menor, una niña de 7 años, que junto a su hermano Mario son criados por su nana, que por ser indígena es discriminada y maltratada por sus padres.

Leeremos aquí dos fragmentos de esta novela. El primero es el capítulo 4 de la tercera parte de Balún Canán. Allí se observa cómo la relación entre la madre, la niña narradora y la nana indígena está marcada por tensiones sociales y raciales profundas. La madre, tras una conversación con la nana sobre el destino de su hijo Mario, se enfrenta a la posibilidad de que los brujos indígenas hayan condenado a Mario. La nana, temerosa, sostiene sus palabras, lo que enfurece a la madre, quien la golpea con un peine de carey mientras la acusa de amenazarla.

El segundo fragmento es el último párrafo del capítulo 23. Es relevante observar que es el anteúltimo capítulo de esa parte, y cuenta brevemente el encuentro en la calle entre la niña y una mujer que parece ser su nana.

Estas dos escenas muestran el conflicto entre las familias blancas y los trabajadores indígenas, destacando las diferencias de poder y las creencias culturales entre ambos grupos.

A continuación leeremos ambos fragmentos y analizaremos las diferentes acciones y reacciones de los personajes allí presentes.

Fragmento 1. Enlace: Parte III, capítulo IV (pág. 89)

Después, lee el segundo fragmento que se encuentra copiado aquí:

“Ahora vamos por la calle principal. En la acera opuesta camina una india. Cuando la veo me desprendo de la mano de Amalia y corro hacia ella, con los brazos abiertos. ¡Es mi nana! ¡Es mi nana! Pero la india me mira correr, impasible, y no hace un ademán de bienvenida. Camino lentamente, más lentamente hasta detenerme. Dejo caer los brazos, desalentada. Nunca, aunque yo la encuentre, podré reconocer a mi nana. Hace tanto tiempo que nos separaron. Además, todos los indios tienen la misma cara.” (De capítulo 23, último párrafo–pág. 115)

 

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Paisajes Copyright © by Michael Arnold; Alejandra Takahira; Anne Hoffman-Gonzalez; and Stephanie Anderson is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International License, except where otherwise noted.

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